La obra parte de la necesidad de renovar el ámbito urbano de origen medieval de Lalín de Arriba, el cual es el germen de la villa de Lalín. Su ocupación se remonta al S.X, y alberga varias edificaciones catalogadas entre las que se encuentra la Iglesia de San Martiño y el cruceiro más antiguo del ayuntamiento. La Rúa do Cruceiro, eje vertebrador de Lalín de Arriba, es además entrada a Lalín del Camiño de Inverno a Santiago.

La rehabilitación de la zona, degradada urbanísticamente, se basó en la consecución de redes de servicios urbanos que abastecieran a los vecinos, la renovación urbana del viario mediante la interpretación de la documentación histórica y el trabajo de campo efectuado, y la identificación de los espacios conjugando el trazado lineal del camino con los puntos destacados: las plazas de la iglesia, del cruceiro, y la de entrada al ámbito, de nueva generación.

El proyecto, del cual se ha ejecutado la primera fase, contempla una actuación global del entorno y su enlace con las calles de Lalín. Durante las obras se excavó la necrópolis medieval circundante a la iglesia, adaptándose la actuación a los hallazgos, se recuperó el funcionamiento del lavadero, y se logró el objetivo de rebajar el nivel de los pavimentos a su cota original, devolviendo su escala al conjunto catalogado así como al cruceiro.

La necesidad de efectuar las obras en un entorno que fue e iba a ser excavado por arqueólogos al tiempo de ejecutar las actuaciones, determinó una traza clara y mínima de las redes de servicios urbanos, que se agrupan al centro de la vía, y se reflejan en el pavimento. Se marca una linealidad que combina la funcionalidad de las redes, recogida de pluviales incluida, con las reminiscencias a la calzada que antaño atravesaba este ámbito, de la que no queda más que un puñado de fotografías.

La línea de la calzada tenía que conjugarse con elementos destacados en su recorrido, los cuales los conformaban las pequeñas de las plazas y del cuceiro. Además, el Concello había adquirido una reducida parcela a la entrada del ámbito, en la que se decidió generar una tercera plazoleta, a modo de espacio de recepción de los peregrinos del Camiño de Inverno en su entrada a Lalín. Las tres plazas realzan la presencia de sus monumentos mediante un sutil cambio en la pavimentación, empleando cuarcita alineada que realza los hitos frente al camino.

Se recuperó el trazado de muros preexistentes, restaurándolos, así como de los pavimentos hallados, como un tramo del perímetro de la iglesia. El cruceiro recuperó dos escalones perdidos debido al recrecido del asfalto, al igual que el lavadero, que se encontraba semienterrado, y que además volvió a ponerse en funcionamiento recuperando el agua que siempre lo había abastecido desde una mina cercana al sur.

La geometría de los espacios, clara y angulosa (todas las plazas, las dos que acompañan a la iglesia al este y al sur, la del cruceiro, y la nueva de entrada, son de traza triangular), ha determinado incluso el diseño del mobiliario urbano, como son las farolas creadas específicamente para este proyecto, dado que los modelos comerciales eran excesivamente rígidos, o sobrediseñados, para un entorno tan orgánico.

Lo que se ha conseguido mediante estas obras ha sido dotar a los vecinos de redes de servicios urbanos actualizadas, y recuperar las características patrimoniales que cualificaron estos espacios en su día, devolviéndoles su escala (mediante la recuperación del plano de suelo original), recuperando elementos como muros, cruceiro y lavadero, y rememorando la calzada como espacio de circulación que cose una serie de zonas de estancia. Todo ello basándose en el sosiego de materiales tradicionales, recuperación de zonas verdes con especies autóctonas, y una transición natural entre espacios, que los vecinos inmediatamente reconocieron de nuevo como propios.